Evangelio miércoles 29 de julio

Miércoles 29 de julio de 2020

29 de JULIO de 2020

Evangelio según San Juan, capítulo 11, 36 - 43

Miércoles de la Décimo Séptima Semana del Tiempo Ordinario

Santa Marta, discípula del Señor. Memoria obligatoria

Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas". Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará". Marta le respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día". Jesús le dijo: "Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?". Ella le respondió: "Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo".

Meditación de nuestro equipo.

"Todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?"

Siento como si el Señor me dijera "detente un momento, y trata de dimensionar estas palabras: "no morirá jamás". Si pones tu vida en la perspectiva de la Eternidad, verás que todas esas preocupaciones diarias que te quitan el sueño y que te roban la paz, pierden toda su urgencia e importancia. Cree en mí, y sobre todo, vive en mí, quédate cerca de mí, y encontrarás esa paz eterna del corazón que tanto buscas. "Vive y cree en mí y pon tu confianza en mi amor

La pregunta que hace Jesús a Marta me recuerda esa diferencia tan radical entre el "creer en" Cristo -como una convicción racional- y el "creerle a" Cristo. ¿Cuántas veces he escuchado estas palabras –"Yo soy la Resurrección y la vida"-, pero no las hago realmente parte de mí, ¿de mi forma de vivir? Me sorprendo tan seguido buscando mi felicidad en cosas tan pasajeras y que finalmente mueren -la realización personal, el bienestar, el reconocimiento- y me olvido que Cristo nos pone claro el camino; tal vez de forma tan sencilla que cuesta creerlo.

Señor, gracias por estar presente en mi vida a través de tu Palabra; no sólo en las escrituras, sino también en cómo me hablas a través de las personas y de lo que sucede a mi alrededor. Dame la gracia de, como Marta, creer en tus promesas, de poder conservar en el corazón los momentos de encuentro contigo, de manera de escucharte y poder realmente mantenerme cerca de ti. Enséñame a ver con tus ojos, a acoger como tú acoges, a poder anunciar con mis actos que Tú estás cerca.

AMÉN

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