EJERCITANDO EL SILENCIO- Jesús Ginés O.

Lunes 10 de agosto de 2020 | Jesús Ginés Ortega

Imagen foto_00000071

Verba volant, exempla trahunt

Si habláramos menos e hiciéramos más, el mundo estaría mejor. No es  frase inventada para salir del paso, sino observación sensata sobre la realidad de nuestra siempre difícil convivencia. Ocurre en la casa, en el trabajo, en la convivencia social, política, educacional, de los negocios y también en el templo.

¡Cuántas palabras de más y cuántos ejemplos de menos! No podré cumplir a rajatabla el consejo de un silencio auspicioso, porque mis lectores o auditores no tienen otro remedio que leer o escuchar mi perorata, para enterarse de lo que escribo o hablo. Espero no contradecirme en el ejercicio noble del silencio.

 ¡Quién no ha observado cómo agradan las personas que sonríen en lugar de producir una carcajada acompañada de palabras desmesuradas ante cualquier acontecimiento poco frecuente o decididamente estrambótico. ¡Quien no ha alabado al que con decir suave y tranquilo enfrenta cualquier acontecimiento  adverso, ya sea en relación personal o en un encuentro colectivo!

Todos estamos de acuerdo en que lo más agradable de nuestra presencia en el mundo es el caudal de buenos actos, de buenos hábitos, de gestos que llevan en sí mismos la motivación y el estímulo para que otros los repitan con similar agrado. Desde el secreto recinto de nuestra propia conciencia admiramos muchas buenas acciones que otros producen en nuestro entorno, sin que surja la envidia, la indiferencia o la ira, como respuesta a la bondad de los otros, cuando hacen lo bueno, sin dar explicaciones innecesarias.

Hace unos días una persona anciana que  había olvidado pagar uno de los productos de la compra en el supermercado, al advertirlo al llegar a la casa, lo dejó pendiente para volver al día siguiente para pagarlo. Era una simple minucia, pero en la fina conciencia del anciano era algo que había que corregir y punto. No hay duda que un acto de esa naturaleza es más fuerte y convincente que todo un discurso sobre la moral general acerca de la honradez de los ciudadanos. El hecho en sí, producido en el silencio de la conciencia y ejecutado en la sencillez de un pago debido, se hizo acreedor a que le invite hoy a hacer mía esta reflexión suya. Ejercitar el silencio casi siempre, dejando las palabras explicativas, solamente para cuando sea imprescindible. Hablar lo necesario o lo conveniente y el resto del tiempo guardar silencio. ¡Qué gran tarea para todos los días y para todas las personas, en la casa, en la calle o en el trabajo!

Jesús Ginés Ortega

Imagen foto_00000050

Comentarios
Los comentarios de esta noticia se encuentran cerrados desde el 18/10/2020 a las 17:34hrs