Evangelio domingo 12 de septiembre

Domingo 12 de septiembre de 2021 | Juan Enrique Coeymans

12 de SEPTIEMBRE del 2021

Evangelio según San Marcos, capítulo 8, 27 - 35

Vigésimo Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario

Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le respondieron: "Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas". "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro respondió: "Tú eres el Mesías". Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres". Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará.

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

"Pedro respondió: "Tú eres el Mesías".

Pareciera que Jesús nos dice: Mis discípulos eran muy rústicos, y algunos bastante ignorantes. Pero había uno, que tenía un entusiasmo inmenso, aunque a veces era atarantado. En la escena de este Evangelio me confesó como el Mesías, pero también lo reprendí severamente. Su corazón muy de niño confesaba su amor por mi de una manera espontánea y maravillosa, por eso le di las llaves del reino de los Cielos. Uds. no se angustien cuando algunos discípulos sacerdotes, u Obispos o laicos, cometen errores, porque no importa, el reino de los cielos es de los que aman y me tienen a mi como el centro de sus corazones e inquietudes.

Siempre he tenido un cariño personal y especial por San Pedro. Me siento identificado con él, con su corazón que quiere con todas sus fuerzas, pero que también comete errores y también pecados. Es la debilidad junto con el cariño. Las confesiones de Pedro me emocionan, y cuando veo al Papa Francisco con su atarantamiento y su cariño humilde y concreto, me recuerda más que nadie a Pedro, porque quiere al Señor inmensamente, y es el centro de todos sus afanes.

Señor Jesús, te adoro como mi Rey y Señor, como Dios encarnado, y me inclino ante Ti y te digo que lo único que quisiera es temer un corazón centrado en Ti y en tu Madre. Que Ella me regale la gracia de crecer en el amor a tu persona, a dominar mi defectos y miserias, y tener un corazón puro y cristalino. Señor, quisiera como Pedro proclamarte que Tú eres el Mesías, el Cristo, enviado por el Padre desde el seno de la Trinidad para mostrarnos aunque sea simplemente, el misterio de Dios que nos ama personalmente con amor infinito.

AMÉN

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