SIGNOS DE ESPERANZA

"El realismo cristiano, que no rechaza nada de lo que existe, vuelve una vez más. La realidad, en su misteriosa irreductibilidad y complejidad, es portadora de un sentido de la existencia con sus luces y sombras. Esto hace que el apóstol Pablo afirme: «Sabemos que todo contribuye al bien de quienes aman a Dios» (Rm 8, 28).

   

Y san Agustín añade:

«Aun lo que llamamos mal". En esta perspectiva general, la fe da sentido a cada acontecimiento feliz o triste. Entonces, lejos de nosotros el pensar que creer significa encontrar soluciones fáciles que consuelan. La fe que Cristo nos enseñó es, en cambio, la que vemos en san José, que no buscó atajos, sino que afrontó "con los
ojos abiertos" lo que le acontecía, asumiendo la responsabilidad en primera persona" (P. Francisco, Patris Corde).

 
El año que termina ha sido transversalmente un año difícil y desafiante, para muchos muy duro. Ha sido un año de incertidumbres y esperanzas. Sin embargo, queremos cultivar consciente y comunitariamente una mirada de fe, porque sabemos que el Dios de la historia interviene en la historia.

 

Si bien la realidad ha sido remecida, estamos llamados a descubrir en ella y en sus tensiones, una posibilidad de conversión y renovación.

 

De allí que terminar el año con el comienzo del año de San José es un signo concreto de esperanza. En el sí de San José vemos expresado nuestra esperanza para que Jesús y María vuelvan a recorrer los caminos del mundo, en medio del claroscuro de un tiempo de profundos cambios y transformación. Vivimos dolores de parto, pero son dolores de vida si surge algo nuevo más humano y comunitario.

  

Necesitamos la novedad de Jesús "quien hace nuevas todas las cosas", y Él necesita de nuestra colaboración activa, para que ese mundo nuevo, "esa tierra y cielos nuevos donde reinen la justicia, la verdad, la caridad y la paz", sean posibles. Esta edición tiene un mosaico de temas, como ha sido este último año, para que cada uno y juntos podamos abrirnos con esperanza al futuro, uniendo en el corazón de Dios cada trazo, cada pieza, cada color y cada ángulo vivido.

 

Juntos "recorramos nuestro tiempo preparándolo para Cristo Jesús". Feliz Navidad y un bendecido Año Nuevo.

 

P. Juan Pablo Rovegno

Dirección Nacional del Movimiento