El Papa en México

El padre Carlos Cox comparte este apasionado y sobrecogedor relato sobre la visita del Papa Francisco a México.

Martes 23 de febrero de 2016 | P. Carlos Cox

Era difícil no contener las lágrimas en estos días de la visita del Papa en México. ¡Tantos y tantos hechos, signos y palabras que tocan y conmueve; cada uno pleno de significado!

¡Cómo no conmoverse – hasta las lágrimas – en esos largos minutos frente a la imagen, donde le decía a la Virgen: "...hoy nos va servir un poco de silencio! Mirarla a ella, mirarla mucho y calmadamente... y en silencio le decimos lo que nos venga al corazón ¿Acaso no soy yo tu Madre? ¿Acaso no estoy yo aquí?, nos vuelve a decir María: anda a construir mi santuario, ayúdame a levantar la vida de mis hijos que son tus hermanos.

¡Fue sobrecogedor ver a miles en la Basílica y la Plaza mantener un silencio sereno, hondo y tranquilo cuando tantas veces, en mi oración muy prontamente la interrumpo para ver tal o cual cosa!

¡Cómo no llorar en esos maravillosos y prolongados minutos junto al cuadro de la Virgen, mirándola y conversando con ella, haciendo suyo el deseo más íntimo de su viaje que era "dejarse mirar por ella" (discurso de llegada)! Recordé emocionado las dos o tres veces que el sacristán de la Basílica me permitió quedarme en ese lugar, momentos donde los segundos y minutos se hacían imperceptibles.

¿Cómo no conmoverse cuando al despedirse en Ciudad Juárez confesaba que "México es una sorpresa" porque le abrió el corazón, por esa "cálida acogida mexicana" que yo también viví en la querida tierra de María de Guadalupe?

¡Cómo no estremecerse cuando en signos y palabras rememoraba que lo"que nos deletrea y nos marca el camino es la presencia misteriosa pero real de Dios en la carne concreta de todas las personas, especialmente de los más pobres y necesitados de México"!

Por eso para mí el haber estado, vivido y trabajado en México es una interminable colección de biografías de vidas santas surgen y crecen en medio de las muchas dificultades y dolores, pero que viven serenas porque está, tomadas de la mano de nuestra querida Lupita.

¡Cómo no llorar ante el esfuerzo del Papa por ir a los rincones más alejados y llenos de conflictos de nuestro querido México!San Cristóbal. Ciudad Juárez, Ecatepec, Morelia..., son ahora hitos de un dolor "enaltecido", "transfigurado" en la cercanía del Señor que nos acerca al Padre de la Misericordia.

Fue una alegría el haber estado en alguno de esos lugares y el llamado a nuestra Familia para llevarles "los ojos de misericordia" de nuestra Mater.

¡Qué su bendición sea bendición permanente para nuestro querido México y para nuestra Familia en México!

Comentarios
Total comentarios: 2
25/02/2016 - 17:16:01  
Gracias padre Carlos por tu testimonio. No he tenido la gracia de estar frente a la Morenita de Guadalupe, pero aquí conozco a cientos de mexicanos que viven cada año las "mañanitas" como un signo de fe verdadera porque ella es la Madre, tan real como sus "jefas".
Un paso gigante dio el papa Francisco en Mexico al dar cabida a la liturgia indígena. La traducción del Nuevo Testamento a la lengua maya y oraciones en lenguas indigenes (aunque quinientos años de atraso) asi como las danzas del ofertorio son expresiones de inculturación . Es un espaldarazo para saber enfrentar que somos una sola Iglesia con modalidades multiculturales. Aquí se ve como un "xairos" su visita a Mexico. Valiente, sin tapujos y llamado a la renovación de la Jerarquia.
Te felicito que el sacristan fue generoso al dejarte pasar....!

John Hitchman
USA
25/02/2016 - 10:02:59  
Gran columna querido P Carlos. Me emocionó leerla. Un abrazo,

Jorge Waidele
Chile
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