Evangelio jueves 20 de enero

Miércoles 19 de enero de 2022 | Sebastián Castaño

20 de ENERO DEL 2022

Evangelio según San Marcos capítulo 3, 7 - 12

Jueves de la Segunda Semana del Tiempo Ordinario

Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea.
Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón. Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara. Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo. Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios!". Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.

Meditación de Sebastián Castaño Fueyo

Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca

Jesús parece decirnos: La Palabra que les he compartido viene de Dios y mi amor por ustedes mis hermanos traen esperanza de sanación y de salvación para cada uno de ustedes. Quiero subirme a tu barca, a tu corazón, y desde allí poder iluminar tu vida y a través tuyo a las personas que te rodean. Yo no soluciono tus problemas, pero si escuchas mi palabra y la pones en práctica, te iré transformando, sanando, y finalmente salvando y viviendo una vida feliz a pesar de todas las inevitables dificultades que la vida conlleva.

Muchos se acercaron para escuchar y estar cerca de Jesús y así poder ser sanados de sus dolores y sufrimientos. Si bien, Jesús los curaba físicamente, creo que lo que Jesús buscaba era cambiarles la vida y devolverles esperanza. Al igual que lo hizo con sus discípulos, Jesús nos invita a que naveguemos juntos en la barca. Nos quiere acompañar de cerca y que nuestro corazón esté atento a su palabra de modo que llevemos la vida por el rumbo que Dios tiene pensado para cada uno de nosotros.

Querido Jesús, si conociera más tu Palabra y dedicara más tiempo a la oración, sé que estarías más presente en mi corazón. Gracias por tu eterna fidelidad, por tu infinita misericordia y por el incondicional amor que tienes por cada uno de tus hermanos. Regálame la gracia de sentirme siempre necesitado de acercarme más a ti, para escuchar tu voz e ir descubriendo el rumbo que tu dictas, y así día a día vayas transformándome en un humilde instrumento tuyo.

AMÉN

Comentarios
Nombre:   Procedencia:
Comentario:
Código de seguridad:   captcha
Caracteres restantes: 1000