Evangelio jueves 22 de febrero

Jueves 22 de febrero de 2024 | Osvaldo Andrés Iturriaga

22 de febrero de 2024

Evangelio según San Mateo 16, 13-19

Primer jueves de cuaresma

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas». Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo» Jesús le respondió: «¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Ahora yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

Meditación de Sebastián Castaño Fueyo.

"Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?"

Jesús parece decirnos: No es mi intención juzgar tu fe con esta pregunta, más bien quiero invitarte a descubrirme cada día más en tu vida. Yo soy el camino y la verdad. Tu fe puede ir madurando día a día, pero no se fortalece por mera decisión o por tu ideología, sino cuando experimentas verdaderamente un encuentro conmigo: cuando buscas llevar a la práctica mi Palabra, cuando me buscas en el otro, en la Eucaristía. Así mi Padre que es misericordioso te regalará esa fe que te da verdadera vida y paz.

Ante la pregunta que Jesús me hace, siento que mi vida y mi fe caminan entre luces y sombras. Así como Pedro fue bendecido por Dios, y Jesús le confió las llaves del Reino, también tiene sus sombras y actitudes naturalmente humanas que van en contra de la voluntad de Jesús. Tengo que asumir esta realidad: mientras más me reconozca necesitado del amor y misericordia de Jesús, más podré encontrarlo y el fortalecerá mi fe. Así lo podré reconocer como Hijo de Dios y mi hermano.

Querido Señor Jesús, Tú nos amas tanto que viniste a entregar tu vida por nosotros. Gracias por que te ofreces con humildad y fidelidad, día a día, a tus hermanos para que puedan encontrarte y experimentar tu amor que da paz y esperanza. Perdón Jesús por mis faltas que me alejan de tu voluntad. Te pido humildemente que me ayudes a responderte con claridad: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo; y a poder dar digno testimonio de tu presencia.

AMÉN

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