Evangelio martes 11 de mayo

Martes 11 de mayo de 2021 | Juan Francisco Bravo

11 de MAYO del 2021

Evangelio según San Juan, capítulo 16, 5 - 11.

Martes de la Sexta Semana del Tiempo de Pascua

Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: '¿A dónde vas?'. Pero al decirles esto, ustedes se han entristecido. Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo enviaré. Y cuando él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio. El pecado está en no haber creído en mí. La justicia, en que yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán. Y el juicio, en que el Príncipe de este mundo ya ha sido condenado.

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

"... que el Príncipe de este mundo ya ha sido condenado."

Es como si Jesús me estuviera diciendo: "Este tiempo ya llegó. Aquí está el Paráclito. Y no es algo que aparezca sólo en la fiesta de Pentecostés o que se limite meramente a las gracias del sacramento de la Confirmación. El Espíritu Santo habita hoy en la cultura del hombre, es parte del quehacer de la humanidad y está disponible para quienes se atrevan a buscarlo con integridad. Por lo tanto, está en vuestro poder unirse al Espíritu y discernir dónde está el pecado, la justicia y el juicio. Y el gran punto de discernimiento para ello es en relación a Mí mismo."

¿Cómo puede ser que el Príncipe de este mundo haya sido condenado? Porque todo a mi alrededor me grita que no es así. Veo un decaimiento pasmoso de la cultura occidental. Como si todo estuviera al revés y el Príncipe de este mundo fuera más poderoso e influyente que nunca. Pero también veo que hay mucho más bien de lo que yo mismo me he hecho creer: el mundo está inundado de amor: es bellísimo. Y, en medio de las dificultades, surge un espíritu humano tan profundo, compasivo e inspirador que no puedo dejar de tener esperanzas. Cuando miro con atención veo cómo el Espíritu hace avances tan significativos.

Señor, mantenme despierto para ver la esperanza. Muéstrame la forma en que los tuyos y los que, con el corazón puesto en Ti, navegamos la realidad sin perder el rumbo. Danos serenidad en los tiempos difíciles. Danos confianza y abandono. Danos compasión con quienes nos rodean. Danos sabiduría ante la confusión; especialmente aquella confusión que no viene desde la cabeza, sino que habita y crece en la ansiedad del corazón. Envía tu Espíritu para que se renueve nuestra mirada y podamos mirar con la mirada tuya para que, de esa forma, en nuestra nueva mirada inspirada en Ti, renovemos la faz de la tierra.

AMÉN

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