Evangelio martes 30 de abril

Martes 30 de abril de 2019 | Juan Enrique Coeymans

30 de ABRIL del 2019

Evangelio según San Juan, capítulo 3, 7b - 15

Martes de la Segunda Semana de Pascua

No te extrañes de que te haya dicho: "Necesitan nacer de nuevo desde arriba". El viento sopla donde quiere, y tú oyes su silbido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo le sucede al que ha nacido del Espíritu.» Nicodemo volvió a preguntarle: «¿Cómo puede ser eso?» Respondió Jesús: «Tú eres maestro en Israel, y ¿no sabes estas cosas? En verdad te digo que nosotros hablamos de lo que sabemos, y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si ustedes no creen cuando les hablo de cosas de la tierra, ¿cómo van a creer si les hablo de cosas del Cielo? Sin embargo, nadie ha subido al Cielo sino sólo el que ha bajado del Cielo, el Hijo del Hombre. Recuerden la serpiente que Moisés hizo levantar en el desierto: así también tiene que ser levantado el Hijo del Hombre, y entonces todo el que crea en él tendrá por él vida eterna.

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

"así también tiene que ser levantado el Hijo del Hombre, y entonces todo el que crea en él tendrá por él vida eterna".

Jesús pareciera decirnos: el Antiguo y el Nuevo Testamento están entrelazados. Uds. caen a menudo en la tentación de separar lo que Dios ha único: el Antiguo es figura del Nuevo. La serpiente en lo alto levantada por Moisés fue símbolo mío: yo fui levantado para sanarlos a Uds. Mi cruz no es solo la salvación eterna, sino la escuela para que Uds. se salven y vayan sanando las heridas de su alma que les impiden amar. La cruz, ese tormento horroroso que viví, es para que Uds. sean felices, libres y plenos.

La cruz es de lo que yo arranco. Mi comodidad me impide asumir que el sacrificio es el precio del crecimiento en el amor. No se puede amar sin servir al otro, sin ocupar el tiempo en él, sin dominar la propia flojera e inercia. Y la verdad es que debo cambiar mi óptica: bendita sea la cruz que me lleva a aumentar mi amor, bendita sea la cruz que me asemeja al Señor. La vida eterna comienza en este mundo, cuando vivo la cruz sencilla y cotidiana de cada día con silencio y humildad.

Querido Señor, te adoro con todo mi corazón y mi inteligencia. Tu eres mi Rey, mi Señor y mi Dios. De ti, levantado en la cruz viene la salvación. Y me agarro de ti, me uno a ti, y bendigo tus llagas santas que nos lavaron y purificaron. Tu sangre preciosa derramada por cada uno de mis pecados y los pecados de todos y cada hombre es la fuente de la salvación. Señor, solo gratitud, y alabanza a ti, sea mi oración de cada día. Bendito seas Señor por tu bondad, tu misericordia y tu amor.

AMÉN

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