Evangelio miércoles 10 de julio

Miércoles 10 de julio de 2019 | Ignacio Torres

10 de JULIO del 2019

Evangelio según San Juan, capítulo 10, 1 - 7

Miércoles de la Décimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

En aquel tiempo, Jesús, llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas Iscariote, el que lo entregó. A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.»

Meditación Ignacio Torres Karmy

"Les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia"

Jesús pareciera decirme: así como llame a cada uno de mis primeros discípulos, hoy te llamo para que puedas en Mi nombre sanar a tantas personas cansadas, tristes y sin esperanza. Cuántos enfermos que no hay quién los anime, personas que son excluidas por un mundo animado por lo superficial, y lo inmediato. No sabes cómo te necesito, y no te imaginas lo imprescindible que eres para construir mi Reino. No te dejes doblegar por la rutina; y menos aún deja de ser espectador de tu vida.

En el evangelio de hoy Jesús invita a personas concretas a cumplir su misión, llamándolos personalmente por su nombre. Ese llamado, se repite hoy conmigo. Pienso a cuántas personas el Señor invita, y cuántos activamente toman su misión. Más aún, cuántas veces el Señor me ha llamado personalmente, y sigo aún pensando que soy prescindible, que hay muchos otros que colaboran generosamente. Me cuesta comprender que lo que yo no haga por Él, nadie más lo hará.

Señor mío y Dios mío, que duro tengo el corazón y mi entendimiento que sigo mirando inmóvil los distintos acontecimientos de la vida, como esperando que algo pase. Oh Dios mío, que equivocado he estado. Todas esas personas que veo a diario, en sus alegrías y dolores, eres Tú mismo que me estás hablando en medio de mi camino. ¿Qué estoy esperando? Comprendo que nadie más que yo debo responder a esas personas. Nadie tomará mi lugar este mundo. Yo voy contigo Señor Dios mío, gracias por llamarme por mi nombre.

AMÉN

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