Evangelio miércoles 10 de noviembre
Miércoles 10 de noviembre de 2021 | Osvaldo Andrés Iturriaga10 de NOVIEMBRE del 2021
Evangelio según San Lucas capítulo 17, 11 - 19.
Miércoles de la Trigésima Segunda Semana del Tiempo Ordinario
San León Magno, Papa y Doctor de la Iglesia. Memoria Obligatoria
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!". Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados. Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano. Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?". Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado".
Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos
"¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?"
Siento como si el Señor me dijera "mis verdaderos discípulos son aquellos que dan testimonio de Dios con sus acciones, no aquellos que dicen ser mis seguidores, pero que con sus obras no lo demuestran. Hay muchos que el mundo desprecia o juzga como indignos de mí, pero que tienen su corazón más abierto al amor del Padre que tantos que dicen seguirme. Si te dices pues, cristiano, actúa como tal: reconócete necesitado de Dios, y proclama su amor a través de tus actos, de cómo tratas a los demás".
Así como los judíos contemporáneos a Jesús miraban con desdén a los samaritanos, pienso en cómo acostumbramos a ponerle etiquetas a los demás -por su opinión política, por su nacionalidad, o dentro de la Iglesia, por la comunidad o movimiento al que pertenece-, y en base a eso los juzgamos. Hoy Jesús me muestra que no sólo tiene una historia con cada persona, sino que entre quienes yo he juzgado -por el motivo que sea- hay personas que dan mucho más testimonio de Dios que yo.
Señor Jesús, así como purificaste a los leprosos, purifica mi corazón para poder ver con claridad la acción de Dios en mi vida, de modo de no envanecerme y reconocer siempre que Tú eres quien actúa en mí, que lo bueno que tengo me viene de Ti. Enséñame a mirar con misericordia a todos, sobre a todo a aquellos que me cuesta comprender o aceptar. Ayúdame a saberme siempre necesitado, para no soltarme nunca de tu mano
AMÉN