Evangelio miércoles 13 de abril

Miércoles 13 de abril de 2022 | Osvaldo Andrés Iturriaga

13 de ABRIL DEL 2022

Evangelio según San Mateo capítulo 26. 14 - 25

Miércoles Santo

Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: "¿Cuánto me darán si se lo entrego?". Y resolvieron darle treinta monedas de plata. Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo. El primer día de los Acimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: "¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?". El respondió: "Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: 'El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos'".
Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará". Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: "¿Seré yo, Señor?". El respondió: "El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!". Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: "¿Seré yo, Maestro?". "Tú lo has dicho", le respondió Jesús.

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"Les aseguro que uno de ustedes me entregará"

Siento como si el Señor me dijera "nadie está libre de traicionarme. Mi camino puede ser duro, habrá momentos en que sientes que todo está perdido, y tendrás que elegir entre seguirme hasta el final, o abandonarme, tratando de buscar tu salvación en otro lado. Tienes la gracia de saber que, después del calvario y la muerte, viene la Resurrección. Por eso, no dejes que la sensación de fracaso o desesperanza te derroten. Sígueme, sin dejar de luchar, con esperanza, y no me envíes lejos de ti. Verás que al final está siempre mi luz".

En momentos de oscuridad, cuando los planes o anhelos parecen derrumbarse, tal como Judas tengo la tentación de desesperar, y de tratar de salvarme como pueda, abandonando y traicionando el amor de Cristo. Hoy el Señor me recuerda que no estoy solo; que Él, que sufrió la profunda tristeza y desilusión de la traición y la injusticia en carne propia, comprende y me acompaña en mis calvarios, sean grandes o pequeños. Y me invita a esperar confiado la alegría que llega con la Resurrección.

Querido Señor Jesús, en los momentos duros me es tan difícil mantener la fe firme; más bien, me quedo encerrado en el abatimiento y la autocompasión, incapaz de encontrarte en mi sufrimiento. Dame la gracia de poder verte presente más que nunca en esos momentos de dolor, impotencia y confusión, a aferrarme a Ti recordando que con tu Pasión te hermanas con nosotros incluso en lo más difícil de ser humano, que es sobrellevar el dolor sin poder ver su sentido. Que cuando me sienta abatido, pueda compartir contigo esa cruz y cargarla con la esperanza puesta en tu amor por mí.

AMÉN

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