Evangelio miércoles 2 de noviembre

Miércoles 2 de noviembre de 2022 | Osvaldo Andrés Iturriaga

2 DE NOVIEMBRE DEL 2022

Evangelio según San Juan, capítulo 11, 17 - 27

Conmemoración de Todos los Difuntos. Memoria Obligatoria

Al llegar a Betania, Jesús se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro días. Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros. Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas". Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará". Marta le respondió: "Se que resucitará en la resurrección del último día". Jesús le dijo: "Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?" Ella le respondió: "Si, Señor, creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo".

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"Todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás"

Siento como si el Señor me dijera "¿te detienes a pensar realmente en lo que implica "no morir jamás"? Muchas de las cosas que te parecen tan importantes y que te desvives por alcanzar, son insignificantes al ponerlas en la perspectiva de la Eternidad. Todos tus éxitos y triunfos pasajeros, con el tiempo se hacen irrelevantes frente a lo realmente importante: Amar. Amar a tu prójimo, amar a Dios. Que las cosas "urgentes" que te quitan el sueño, no te desvíen nunca de que tu vida terrenal es una invitación a donarte, a servir, ya que al hacerlo con tu prójimo lo haces conmigo. Y así construirás un tesoro para la Vida Eterna".

Cuando pienso en la Vida Eterna después de la muerte terrenal, siempre tiendo a pensar en que Jesús me recibirá igual, por el hecho de creer en Él. Pero también esto a veces es una justificación para vivir una vida de fe mediocre y superficial, y permito que todas las preocupaciones del día a día me dejen "sin tiempo" para cultivar mi relación con Cristo. Hoy el Señor me invita a levantar la mirada y a vivir el presente con la conciencia de que esta vida terrena es solo el prefacio de otra vida insondable e inimaginable para nuestra mente humana, pero que debo empezar a preparar desde hoy.

Querido Señor Jesús, ayúdame a recordar que sólo Tú tienes palabras de Vida Eterna, que todas las glorias y privilegios que ofrece el mundo son vanos y pasajeros frente a la felicidad que ofreces tú. Por el recuerdo e intercesión de mis seres queridos que están gozando de tu Presencia, te pido el poder vivir cada día con la alegría de saberme amado e invitado a Resucitar contigo, y que así mi vida terrenal sea un reflejo de tu Reino Eterno que está por venir.

AMÉN

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