Evangelio miércoles 26 de enero

Martes 25 de enero de 2022 | Osvaldo Andrés Iturriaga

26 de ENERO DEL 2022
Evangelio según San Lucas capítulo 10, 1 - 9
Miércoles de la Tercera Semana del Tiempo Ordinario
Santos Timoteo y Tito. Obispos. Memoria obligatoria.

El Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: '¡Que descienda la paz sobre esta casa!'. Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan;
curen a sus enfermos y digan a la gente: 'El Reino de Dios está cerca de ustedes'."

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"y digan a la gente: 'El Reino de Dios está cerca de ustedes'"

Siento como si el Señor me dijera "sí, es cierto: el Reino de Dios está cerca de ti, hoy. No en un futuro, no cuando tú sientas que estás listo o cuando hayas cumplido tal o cual proyecto, sino que ahora mismo. Aunque la realidad del mundo se vea difícil, confusa, dolorosa o incluso angustiante, nunca olvides que yo, que traigo el Reino de Dios entre ustedes, estoy cerca tuyo. Yo estoy en todos quienes abren su corazón y me reciben con fe humilde y sincera".

Qué hermosa y profunda promesa hace Jesús en este pasaje. Muchas veces cuando veo las cosas que ocurren a mi alrededor -la violencia, la injusticia, la enfermedad, la indiferencia- caigo en la tentación de pensar que Dios y su Reino están lejos, que la única esperanza real de encontrarme con Él es fuera de este mundo que se me hace tan hostil y caótico. El Señor me asegura que su Reino está aquí y que debo buscarlo activamente, tanto estando atento a su visita para recibirlo en mi corazón, como compartiéndolo con otros.

Querido Señor Jesús, gracias por recordarme que estás presente en la historia; no en una historia abstracta, sino en la que se va escribiendo cada día. Dame la simplicidad del corazón y la pureza en la mirada, para poder verte a Ti actuando en el mundo, y no solo aquellas cosas que me disgustan y que me impiden notarte. Concédeme el ser un discípulo tuyo, que pueda llevar a otros el tesoro de paz que es el saber que estás con nosotros hasta el fin de los tiempos.

AMÉN.

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