Evangelio miércoles 29 de noviembre

Miércoles 29 de noviembre de 2023 | Osvaldo Andrés Iturriaga

29 de noviembre del 2023

Evangelio según san Lucas 21, 10-19

Miércoles de la trigésima cuarta semana del Tiempo Ordinario

Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.» En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»

Meditación.

"Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá"

Siento como si el Señor me dijera "no dejes que los signos de los tiempos te apesadumbren o te roben tu fe. Yo les anuncié que ocurrirán grandes calamidades, habrá guerras, habrá sufrimiento e injusticias. Es parte de la naturaleza humana caída que estas cosas sucedan, cuando se pone el propio interés por sobre cualquier otra cosa. Mientras no llegue definitivamente el Reino de Dios al mundo, habrá luchas, discordias, muerte. Pero también habrá quienes quieran construir ese Reino en la Tierra; sé tú de esos que no claudican, que luchan por causa de la verdadera justicia. Si lo haces, no te dejaré nunca solo".

A veces me pregunto si no estaremos viviendo estos pavorosos anuncios de Jesús. Puedo ver muchos de estos signos alrededor del mundo, incluso en mi país. Pero también es cierto que en muchas épocas de la humanidad se han vivido guerras, desastres y epidemias, y de alguna manera hemos salido adelante. Hoy el Señor me invita a no dejar de lado la esperanza, a confiar en que Él lleva mi historia y la de todos, aunque mi raciocinio humano no comprenda y hasta se escandalice de las injusticias, mentiras y atrocidades que veo día a día. Y sobre todo, me llama a ser parte activa de la construcción de su reino en este mundo, a no quedarme esperando sin hacer nada.

Querido Señor, a veces tu Palabra es tan difícil de aceptar. Veo tantas cosas que me causan desazón e impotencia de sentir que no puedo hacer nada; tantas personas que se aprovechan de su posición para hacer daño, pisotear a otros... me hace preguntarme dónde estás Tú en todo esto. Ayúdame a confiar en Ti, a poder verte presente incluso en los momentos más oscuros, y que la impotencia que siento a veces no me paralice, sino que me impulse a salir de mi comodidad y seguridades, para ponerme a tu servicio como instrumento de tu Paz

AMÉN

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