Evangelio sábado 1 de octubre

Sábado 1 de octubre de 2022 | Gonzalo Manzano

1° DE OCTUBRE DEL 2022

Evangelio según San Lucas capítulo 10, 17 - 24

Sábado de la Vigésima Sexta Semana del Tiempo Ordinario

Santa Teresita del Niño Jesús, Virgen y Doctora de la Iglesia. Memoria Obligatoria

En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron llenos de gozo y dijeron a Jesús: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre". El les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo".
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo"

Jesús parece decirme: El Demonio no tiene poder sobre Mi. En su elección soberbia cayó de la gracia para siempre, y vive en la desdicha eterna porque no quiso aceptar mi Amor. Cerró los ojos a la gracia, y por ello cayó como un rayo. ¿Tú abres tus ojos para contemplar mi gloria? ¿Quieres que Yo sea parte de tu vida? No hagas como Satanás, a quien vi caer de la gloria de mi Padre para vivir sumido en la miseria del alma. Abre tus brazos a mi Amor, y verás que nada nos podrá separar, porque yo desde siempre te he querido a mi lado, y sólo depende de ti que eso sea así.

Qué impresionante. Los ojos de Cristo han visto la Eternidad, más allá del tiempo y del espacio, y nos han visto en todas las posibilidades que nuestra libertad a cada momento decide seguir. Todos los caminos, y en todos dependemos de nosotros en nuestra libertad para elegirlo a Él. Estamos llamados desde siempre a contemplar su gloria, pero en ese inmenso amor, somos nosotros quienes debemos acoger ese llamado. Me es tan fácil dar un mal paso, renegar de Él por las penas que estoy pasando, y no tengo la perspectiva de ver la insignificancia que tienen estas penas ante la posibilidad de compartir la caída de Satanás.

Señor Jesús, no quiero seguir al Demonio en su perdición. De verdad, no me quiero perder. Me enojo por estupideces, y las cosas que no me resultan en este mundo parecieran ser de vida o muerte, y por eso pierdo el foco. No quiero, Señor, dar un mal paso. Sólo tengo esta vida para seguirte, y de verdad no quiero equivocar el camino. No dejes que me pierda, Señor. Si es necesario, sacúdeme para que salga de mi ignorancia, de ese ensimismamiento que me nubla los sentidos. Quiero verte en el mundo para poder elegir bien. Madre admirable, edúcame en mi torpe caminar, para asemejarme en lo que pueda a ti y a tu Hijo.

AMÉN

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