Evangelio sábado 16 de julio

Sábado 16 de julio de 2022 | Gonzalo Manzano

16 DE JULIO DEL 2022

Evangelio según San Juan capítulo 2, 1 - 11

Solemnidad de Nuestra Señora del Carmen, Madre y Reina de Chile

Al tercer día se celebró una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús; y también Jesús fue invitado a la boda, con Sus discípulos. Cuando se acabó el vino, la madre de Jesús le dijo*: «No tienen vino». Y Jesús le dijo*: «Mujer, ¿qué nos interesa esto a ti y a Mí? Todavía no ha llegado Mi hora». Su madre dijo* a los que servían: «Hagan todo lo que Él les diga». Y había allí seis tinajas de piedra, puestas para ser usadas en el rito de la purificación de los judíos; en cada una cabían dos o tres cántaros. Jesús les dijo*: «Llenen de agua las tinajas». Y las llenaron hasta el borde. Entonces les dijo*: «Saquen ahora un poco y llévenlo al mayordomo». Y se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde era, pero los que servían, que habían sacado el agua, lo sabían. Entonces el mayordomo llamó* al novio, y le dijo*: «Todo hombre sirve primero el vino bueno, y cuando ya han tomado bastante, entonces el inferior; pero tú has guardado hasta ahora el vino bueno». Este principio de Sus señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó Su gloria, y Sus discípulos creyeron en Él.

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Pero los que servían, que habían sacado el agua, lo sabían"

Jesús parece decirme: Los sirvientes de la fiesta sabían la verdad, y ellos son testigos del milagro. El mundo no se da cuenta de los milagros que a diario se producen. Y es que así también lo quiero Yo. No me interesa que crean por ver señales portentosas ni milagros increíbles. Quiero que crean en Mí porque sus corazones han sido transformados por el Amor, que soy Yo. Puedes pensar que todo sería más fácil si sólo te quitáramos esa capacidad de elegir libremente, y sólo tuvieras que seguirme ciegamente; pero en realidad, eso sería quitarte el gran regalo que les hicimos al crearte. No, te quiero libre, eligiéndome de corazón.

Los milagros de Jesús son algo maravilloso. Creo que yo sería igual que el mayordomo de la fiesta, asombrado de los regalos, pero quedándome sólo en lo tangible y evidente. No quiero perderme el trasfondo de las cosas, ni dejar de gozar del secreto implícito en el Amor de Dios. Me encanta la idea de poder ser feliz ante Él, y Él compartiéndome en la intimidad de mi corazón, su infinito Amor. Quiero ser como los sirvientes, que en silencio hicieron todo lo que Jesús les dijo, y atesoraron en su alma el participar en el milagro de las Bodas de Caná.

Señor Jesús, quiero participar contigo del gozo de cambiar el mundo, a través de esos pequeños milagros que a diario obras a través de tus criaturas. Quiero que a través mío cambies corazones, los conquistes para tu gloria, pero, sobre todo, quiero compartir la inmensa alegría de reconocerme tu hijo. No dejes que la soberbia me nuble el corazón, y que en esa ceguera deje de ver que eres Tú y no yo el que hace el milagro. Cúrame, Señor, de esa forma de ver el mundo, que me aleja de Ti y me hunde en la miseria del pecado. Madrecita, tú guiaste a los servidores a tu Hijo, guíame a mí también a hacer lo que Él diga.

AMÉN

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