Evangelio viernes 8 de julio

Viernes 8 de julio de 2022 | Alejandra Castelblanco

8 DE JULIO DEL 2022

Evangelio según San Mateo 10, 16 - 23

Viernes de la Décimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

Jesús dijo a sus apóstoles: "Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas. Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes. El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.
Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará. Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre."

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto

"el Espíritu de su Padre hablará en ustedes"

Jesús parece decirme: la confianza es esencial para vivir la fe. Una persona confiada en Dios, vive tranquila, descansa en la sabiduría del Padre. Igual que un niño confía en sus padres que lo cuidan, lo protegen y quieren lo mejor para él, mi Padre, también hace eso por sus hijos. Gracias al Espíritu Santo que habita en cada uno, solo basta invocarlo para que sus dones y frutos, actúen con prontitud y eficacia. Esto no solo para los momentos más complejos sino también para lo cotidiano y sencillo de cada día. Intenta y verás.

Tuve la gracia de tener una infancia feliz. Jamás tuve la sensación de desvalimiento a pesar que vivimos momentos difíciles, mis padres supieron transmitirnos confianza y tranquilidad. Esa base me sirvió para ser confiada en la educación de nuestros hijos. No soy aprensiva y no pienso en que les va a pasar cosas malas cuando no estoy con ellos. Esta confianza no siempre la vivo en relación a Dios Padre y no es que no confíe es que sus tiempos no los entiendo y me desespero porque quiero la inmediatez perdiendo la calma y la confianza. creo que por ahí debo tranquilizar mi espíritu y aprender a confiar más pacientemente.

Querido Señor, gracias por dejarnos al Espíritu Santo tan eficaz y pertinente al invocarlo. Lo he experimentado muchas veces y sé que es así. Hoy te pido paciencia, tranquilidad para que la confianza en tu sabiduría y cariño, sean reales. Dame consejo para saber esperar, dame fuerza para no perder la esperanza y sobre todo dame confianza plena en Ti que eres mi Padre. Ayúdame a ser como María, que nunca dejó de confiar, aunque no siempre entendía lo que ocurría.

AMÉN

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