Mes de María

En este último sábado del mes de María, Ignacio Retamal, nos comparte su meditación. "Estamos concluyendo este mes de María con la solemnidad de la Inmaculada Concepción donde renovamos la elección de la Virgen María, como "cooperadora en la salvación del mundo." Para nosotros el camino descendente de Cristo es también nuestra vía ascendente a El, por lo tanto nuestra experiencia vital de alianza es nuestro camino a la Santidad."

Ignacio Retamal

Oración inicial

Oh! María, durante el bello mes que te está consagrado todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos.
Para honrarte hemos esparcido frescas flores a tus pies y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. Mas, ¡Oh María!, no te das por satisfecha con estos homenajes; hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Éstas son las que esperas de tus hijos, porque el más hermoso adorno de una madre es la piedad de sus hijos, y la más bella corona que pueden depositar a sus pies es la de sus virtudes.
Sí, los lirios que tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones. Nos esforzaremos pues, durante el curso de este mes consagrado a tu gloria, ¡oh virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin mancha, y en separar de nuestros pensamientos deseos y miradas, aún la sombra misma del mal.
La rosa cuyo brillo agrada a tus ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos. Nos amaremos pues, los unos a los otros como hijos de una misma familia cuya madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.
En este mes bendito procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida, y con tu auxilio llegaremos a ser puros humildes, caritativos, pacientes y esperanzados.
¡Oh María!, has producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes. Que ellas broten, florezcan y den al fin fruto de gracia, para poder ser algún día dignos hijos de la más santa y de la mejor de las madres.
Amén.


Meditación  Ignacio Retamal

Estamos concluyendo este mes de María con la solemnidad de la Inmaculada Concepción donde renovamos la elección de la Virgen María, como "cooperadora en la salvación del mundo." Para nosotros el camino descendente de Cristo es también nuestra vía ascendente a El, por lo tanto nuestra experiencia vital de alianza es nuestro camino a la Santidad.

Junto con este termino de mes iniciamos el Adviento; tiempo en cada uno de nosotros anhela volver a empezar, donde queremos vivir una espera y vigilancia activa que sea un peregrinar al encuentro del Niño Dios. No podemos salir al encuentro y celebrar el Nacimiento de Jesús sin expresar de quién nace. María no podía desentenderse de la misión de su Hijo. La madre, unida en cuerpo y en espíritu al Hijo, no puede dejar de estar presente en los sucesivos misterios del Hijo, por ello el tiempo de adviento que ya iniciamos queremos vivirlo con la María "Una sencilla muchacha de pueblo, que lleva en su corazón toda la esperanza de Dios", es ella la que representa la fe de los sencillos; es esa fe que nos acompaña a nosotros en nuestro caminar como Iglesia y en especial como familia de Schoenstatt en este año jubilar.

 

Hoy queremos peregrinar y asumir nuestro llamado de construir un País de hermanos que fiel a su historia, genere espacios para que cada uno de los chilenos pueda vivir plenamente el máximo desarrollo de sus talentos. Donde la libertad se construye con responsabilidad y el coraje nos impulse a buscar la excelencia sin nunca dejar de lado la verdad. Un país donde los límites sean impuestos por tus capacidades y esfuerzos y no por tu origen. Que seamos capaces de decir: somos todos Chilenos y en el formar patria no dejamos a nadie atrás.

 

En nuestro peregrinar, en nuestro construir Patria, quizás podamos pasar por la oscuridad de la noche, pero es ahí cuando debemos recordar a los navegantes que por siglos confiaban en las estrellas para orientarse hacia el puerto seguro. La Virgen es la estrella de la evangelización que nos lleva a Cristo, puerto seguro por eso hoy mirando esa Estrella digamos: Querida Madre cubreme con tu manto para que el Espíritu Santo me llene de alegría y fe; que cada vez que me caiga sea capaz de levantarme y hacer vida nuestro ideal, que seamos capaces de convertir a Chile ,nuestra Patria, en tu hogar.

Oración Final


¡Oh María, Madre de Jesús nuestro Salvador y nuestra buena madre! Nosotros venimos a ofrecerte con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones deseosos de agradecerte y solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.
Guíanos para encontrarnos con tu Divino Hijo que, en vista de sus méritos y a nombre de su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud. Que haga surgir también la luz de la fe sobre todos aquellos que no conocen la Paternal Providencia Dios, y que así podamos caminar como hermanos, todos juntos, sin ataduras ni divisiones que entristecen tu corazón de madre.
Que tu maternal acogimiento atraiga muchos corazones a la Iglesia, y que en fin, cada uno de nosotros sea testimonio vivo en el mundo de la auténtica Caridad Cristiana que tu Hijo nos enseñó.
Que tu presencia nos llene de alegría, en medio de los desafíos de esta vida, y que encienda nuestros anhelos para ser tus instrumentos eficaces en nuestros hogares, nuestros trabajos y en toda la sociedad.
Amén.