Mes de María

Oración inicial Oh! María, durante el bello mes que te está consagrado todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gra...

Rolando Cori Federación de Hombres

Oración inicial Oh! María, durante el bello mes que te está consagrado todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos.Para honrarte hemos esparcido frescas flores a tus pies y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. Mas, ¡Oh María!, no te das por satisfecha con estos homenajes; hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Éstas son las que esperas de tus hijos, porque el más hermoso adorno de una madre es la piedad de sus hijos, y la más bella corona que pueden depositar a sus pies es la de sus virtudes.Sí, los lirios que tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones. Nos esforzaremos pues, durante el curso de este mes consagrado a tu gloria, ¡oh virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin mancha, y en separar de nuestros pensamientos deseos y miradas, aún la sombra misma del mal.La rosa cuyo brillo agrada a tus ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos. Nos amaremos pues, los unos a los otros como hijos de una misma familia cuya madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.En este mes bendito procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida, y con tu auxilio llegaremos a ser puros humildes, caritativos, pacientes y esperanzados.¡Oh María!, has producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes. Que ellas broten, florezcan y den al fin fruto de gracia, para poder ser algún día dignos hijos de la más santa y de la mejor de las madres.Amén. Meditación Rolando Cori Federación de Hombres.       LA VIRGEN Y LA CIUDAD NUEVA: La Alianza de Schönstatt es una actualización del bautismo de Cristo en el cual fuimos sumergidos con María, su Madre y Esposa. Por ella y en ella el P. José Kentenich nos hace fecundos en la construcción de un nuevo orden social, una Ciudad Nueva que es ella misma. El acto del 18 de octubre de 1914 marca una aceleración en la santificación de jóvenes estudiantes que en los hitos sucesivos que marcan el desarrollo de la Obra —el 20 de enero de 1942 y el 31 de mayo de 1949— tendrá el sentido de una entrega por el crecimiento en libertad interior y carácter virginal-maternal de lo mariano especialmente en comunidades femeninas como figura de la Iglesia "de las nuevas playas".   Lo virginal en el plano natural guarda el sentido de lo reservado para una primera vez lo que culturalmente tiene valor más allá del cristianismo, por ejemplo, explorar tierras vírgenes da a su descubridor el mérito único de haber sido el primero en alcanzarlas. Trasponiendo esta imagen a un plano ascético-religioso, Dios regala a María al pie de la Cruz a toda la humanidad (Jn. 19:26) y el sentido de que ella permanezca siempre virgen es que todo ser humano sea para ella el primero, el predilecto, el objeto de toda su intimidad.   El sentido de la predilección constituye una piedra angular de la espiritualidad de Schönstatt como iniciativa de Dios para mostrar al mundo el "hombre nuevo en la nueva comunidad" como alma de las culturas del tercer milenio.   "Cuando me vuelvo más y más en la alegría del Padreen su hijo predilecto de su tierra asoleada" (HP v.595)   Todo redimido nace de las entrañas virginales de María, libre y único como es "todo lo nacido del espíritu" (Jn. 3, 4-7; Jn. 1, 13)   Libertad, mujer y construcción de mundo aparecen simbólicamente a lo largo de la Escritura. El primer hombre del Génesis está en silencio dando nombre a la Creación ante la mirada de Dios en búsqueda de una "ayuda adecuada" (Gen 2:19). Este nombrar obedece al mandato de dominación de la naturaleza dado por el Creador (Gen. 1:28). Al presentársele la mujer se escucha la primera exclamación de lo humano: "Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne" (Gen 2:23). En la metáfora poética del Génesis, se libera una interioridad aprisionada en la dualidad unidireccional, mente-naturaleza, sujeto-objeto. Con la mujer, el hombre domina la naturaleza de lo más íntimo de sí mismo, desde el "hueso de sus huesos" y la "carne de su carne", una dominación que es conquista de su propia interioridad que aflora como exclamación de libertad interior sobrepasando toda espectativa del conocer, "está sí que es...". Esta primera palabra desde una corporeidad interpersonal reúne el mundo de lo objetivo, categorizable, lo múltiple y articulado que sostiene y sirve de herramienta, los huesos; con aquello que es lo único e inseparable, lo vivo que da calor y sirve de alimento; la carne. El mundo de lo humano recibirá un nombre, "se llamará mujer pues del varón a sido tomada". Junto con ese recibir lo femenino como lo que da sentido a la multiplicidad de la experiencia de lo sensible hay un entregarlo a otros "pues ha sido tomada" lo que hace al hombre en la mujer dueño y responsable de la Creación pero no como apropiación sino como un recibir y dar lo femenino-masculino. Esta liberación de la mujer tomada desde el costado de Adán como principio de vida y construcción de mundo alcanza plenitud en Cristo, el nuevo Adán de cuyo costado abierto brota la Iglesia, palabra emparentada en su origen con la voz griega ekklesia, ek kalein, llamar fuera, liberar, cuya figura es María la nueva Eva.   María como Arca de la Alianza y figura de la Iglesia aparecerá nuevamente en la Mujer Apocalíptica (Apoc 12) y finalmente como la nueva civilidad en la imagen de la Nueva Jerusalén que "baja como una novia ataviada para su esposo" (Apoc. 21). La consumación de la Alianza de Schönstatt —en su último hito del 15 de septiembre de 1968— es la mujer-ciudad habitada por el hombre nuevo que, como Cristo, da su vida por ella libremente en el Dilexit Ecclesiam inscrito en su corazón y resonando en todos los primogénitos y apóstoles del Padre.   Rolando CoriFederación de Hombres.   Oración Final ¡Oh María, Madre de Jesús nuestro Salvador y nuestra buena madre! Nosotros venimos a ofrecerte con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones deseosos de agradecerte y solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.Guíanos para encontrarnos con tu Divino Hijo que, en vista de sus méritos y a nombre de su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud. Que haga surgir también la luz de la fe sobre todos aquellos que no conocen la Paternal Providencia Dios, y que así podamos caminar como hermanos, todos juntos, sin ataduras ni divisiones que entristecen tu corazón de madre.Que tu maternal acogimiento atraiga muchos corazones a la Iglesia, y que en fin, cada uno de nosotros sea testimonio vivo en el mundo de la auténtica Caridad Cristiana que tu Hijo nos enseñó.Que tu presencia nos llene de alegría, en medio de los desafíos de esta vida, y que encienda nuestros anhelos para ser tus instrumentos eficaces en nuestros hogares, nuestros trabajos y en toda la sociedad.Amén.