Mes de María

Oración inicial Oh! María, durante el bello mes que te está consagrado todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gra...

Padre Hugo Tagle

Oración inicial Oh! María, durante el bello mes que te está consagrado todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos.Para honrarte hemos esparcido frescas flores a tus pies y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. Mas, ¡Oh María!, no te das por satisfecha con estos homenajes; hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Éstas son las que esperas de tus hijos, porque el más hermoso adorno de una madre es la piedad de sus hijos, y la más bella corona que pueden depositar a sus pies es la de sus virtudes.Sí, los lirios que tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones. Nos esforzaremos pues, durante el curso de este mes consagrado a tu gloria, ¡oh virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin mancha, y en separar de nuestros pensamientos deseos y miradas, aún la sombra misma del mal.La rosa cuyo brillo agrada a tus ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos. Nos amaremos pues, los unos a los otros como hijos de una misma familia cuya madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.En este mes bendito procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida, y con tu auxilio llegaremos a ser puros humildes, caritativos, pacientes y esperanzados.¡Oh María!, has producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes. Que ellas broten, florezcan y den al fin fruto de gracia, para poder ser algún día dignos hijos de la más santa y de la mejor de las madres.

Amén.

Meditación Padre Hugo Tagle

María, madre de la misericordia El Papa Francisco, en una de sus últimas intervenciones luego del rezo del Ángelus en la Plaza San Pedro recomendó a los fieles tomar un "medicamento" espiritual, la "Misericordina", para mantener los frutos del Año de la Fe que culmina el próximo 24 de noviembre, fiesta de Cristo, rey del Universo y término del año ordinario.Bromeando, el Santo Padre dijo "¿Cómo? Pensarán ¿es que el Papa se ha hecho farmacéutico? No, se trata de una medicina espiritual para mantener los frutos del Año de la Fe que ahora termina". "Son 59 pastillas que ofrecen el amor, el perdón y la fraternidad", señaló. "¡No se olviden de tomarla!", dijo, indicando que el "medicamento espiritual" sería repartido a los fieles en la Plaza de San Pedro. La sorpresa de los fieles fue que se encontraron con una caja de Misericordina que no es más que un Rosario, una imagen de la Virgen e indicaciones para rezar el Rosario y aumentar el cariño a la Santísima Virgen.El amor del Santo Padre por la Virgen lleva a una devoción concreta para con ella. El Santo Rosario es uno de los caminos. El rezo del Angelus otro. Las jaculatorias marianas un tercero. La riqueza y variedad de oraciones marianas es un signo de la variedad y profundidad de la oración al Señor, en conjunto con María.Recordemos que el Papa Juan Pablo II reordenó el rezo del Rosario, dándole un claro sentido Cristológico. Los misterios marianos son en referencia al Señor y desde esa perspectiva cuando rezamos a la Virgen María, lo hacemos de cara a Cristo.María es la "llena de misericordia" ya que experimentó el amor de Dios en forma infinita, al ser elegida la madre del Salvador (Lc1, 46-55) Su agradecimiento es la conciencia de fragilidad e instrumento de María. Quien se sabe regalado por Dios, se sabe pequeño, indigno de los dones recibidos y llano a compartirlos con los demás.La fe es gracia y lleva a dar las gracias. La misma fe es regalo inmerecido. Creemos porque Dios nos mueve y nos lleva a ella.El creyente siente que la misericordia de Dios es infinita. Esa conciencia abre el corazón para que los demás también la experimenten.Experimentar la misericordia de Dios hace bien al corazón, al alma y a toda la vida, dijo el Papa a los fieles.Al término del año de la fe, abrirse a la misericordia de Dios, como María, hace de nuestro propio corazón un corazón dócil a la voluntad de Dios y más comprensivo para con los hombres. Oración Final ¡Oh María, Madre de Jesús nuestro Salvador y nuestra buena madre! Nosotros venimos a ofrecerte con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones deseosos de agradecerte y solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio. Dígnate presentarnos a tu Divino Hijo que, en vista de sus méritos y a nombre su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud, que haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error; que vuelvan hacia Él y cambien tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará en su corazón y el tuyo. Que confunda a los enemigos de tu Iglesia, y que, en fin, encienda por todas partes el fuego de tu ardiente caridad; que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida y de esperanza para el porvenir.

Amén.