Uruguayos siguen los pasos del padre Kentenich cuando visitó el país

Un grupo de misioneros de la Campaña de la Virgen Peregrina de Montevideo, quisimos seguir las huellas del fundador. Partimos en ómnibus el 17 de junio a las 23 horas y llegamos a Salto el sábado 18, día de la Alianza, a las 6 de la mañana.

Miércoles 20 de julio de 2016 | Maria del Rosario de Arma

En 1947, cuando el Padre Kentenich llegó por primera vez a Latinoamérica, las Hermanas de María tenían en Uruguay tres colegios: uno en Nueva Helvecia, Departamento Colonia, otro en la ciudad de Cardona, Soriano, y un tercero en el Departamento de Salto, al norte del país. Hoy en día sigue en funciones solo el de Nueva Helvecia, junto al Primer Santuario Filial.

Después de permanecer unos días en Colonia, el Padre Kentenich viajó a Cardona, de allí a Paysandú y siguió a Salto en tren.

Un grupo de misioneros de la Campaña de la Virgen Peregrina, de Montevideo, quisimos seguir sus huellas, pero no pudimos reproducir exactamente su viaje porque lamentablemente ya no hay trenes de pasajeros en este país. Partimos en ómnibus el 17 de junio a las 23 horas, haciendo el recorrido que se marca en el mapa. Llegamos a Salto el sábado 18, día de la Alianza, a las 6 de la mañana.

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Huellas de la Alianza

En este Año Santo de la Misericordia, esta peregrinación fue una vivencia muy honda y muy bendecida. Desde el principio nos acompañó la Hna. Mariela, recién llegada al Uruguay, su patria, como asesora del movimiento.

Nos encontramos en Salto con el P. José García, párroco de la Basílica San Juan Bautista, lugar donde se hospedó el Padre Kentenich. Recorrimos ese lugar imaginándonos a nuestro Padre y Fundador caminando por esos pasillos, jardines, rezando en ese templo maravilloso.

A la salida, conocimos a una de las exalumnas del Colegio, muy contenta por esta ocasión de poder compartir sus recuerdos, sus vivencias. Ella se quedaba todo el día en el Colegio, pues residía fuera de la ciudad.

El edificio donde funcionó es ahora una policlínica, pero mantiene muchos elementos intactos: ventanas, pisos, cielorrasos y hasta el enrejado de madera que todas recuerdan en el patio de juegos. Nos esperaban otras señoras también exalumnas. Todas integran una comisión de apoyo a esa policlínica, cuyo edificio es parroquial. Pertenece a la Parroquia Sagrado Corazón, dónde participamos de la Sta. Misa.

Es de destacar el amor por la Mater que ellas transmiten. La han incorporado a sus familias. Su forma de pensar, su forma de actuar, gira alrededor de la Mater. Es indudable que las Hermanas de María han dejado su impronta en ellas.

A la vuelta está la casa donde vivían las Hermanas.

En la Ermita bendecida en 2015

Antes de la Misa, rezamos el rosario en la ermita bendecida en diciembre del año pasado. Está en una plaza pública y la Familia de Schoenstatt se encarga de su mantenimiento. En la Eucaristía pudimos comprobar cómo está integrada a la vida parroquial: coro, madres, jóvenes, matrimonios.

En la ciudad de Salto el Padre Kentenich dio una conferencia para profesionales en un lugar conocido como Salón Verde, pero hasta ahora no hemos podido ubicar el lugar ni tener acceso a las transcripciones de esa conferencia.

Sabemos que viajó acompañado por la Hna. M. Úrsula, su secretaria e intérprete, por lo que suponemos que debe haber quedado algún registro de su paso por este lugar.

El Padre Kentenich viajó en avión de Salto a Montevideo el 20 de junio de 1947. Desde ahí, en otro avión partió para Buenos Aires, donde había llegado por primera vez el 29 de mayo.

 

En Paysandú

Al día siguiente, domingo 19 de junio de 2016, seguimos hacia Paysandú, para visitar a un grupo de misioneros que cuidan una ermita de la Mater que fue construía a la vera de la ruta 3 que lleva a Montevideo. Previamente participamos de la Sta. Misa en la Basílica. Allí nos esperaban los misioneros.

Pasamos un precioso momento, en un día espectacular, con cantos, rezos y una riquísima comida. El cierre fue una deliciosa torta.

Estando allí vimos que es un lugar de intenso tránsito: pasan muchos camiones, autos, y casi todos saludaban a la Mater tocando la bocina.

Ha sido una peregrinación llena de bendiciones. Agradecemos a todos los que nos han hecho estos momentos tan agradables.

Indudablemente, hay una vida muy rica en el interior del Uruguay que hay que dar a conocer.

Fuente: Schoenstatt.org 

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